Defensa especifica o inespecifica

Reconocen células infectadas o cancerosas por sus antígenos. La tos y el estornudo son reflejos inespecíficos protectores.

La defensa inespecífica es la primera línea de protección del cuerpo

Expulsan agentes irritantes y microorganismos de las vías respiratorias. Lesiones en la piel aumentan el riesgo de infecciones. Este proceso ayuda a reparar el tejido dañado. Son fundamentales en la inmunidad humoral. Se caracteriza por enrojecimiento, hinchazón y dolor. Protege el intestino de infecciones y permite una digestión saludable.

Es una barrera química vital. Aumenta la temperatura corporal para inhibir el crecimiento de algunos patógenos. Destruye muchos microorganismos que ingerimos con los alimentos. La respuesta es más lenta pero más eficaz a largo plazo. Las vacunas estimulan la defensa específica del cuerpo.

Actúa de forma general contra cualquier amenaza, sin identificarla precisamente. Impide la entrada de microorganismos y sustancias dañinas. El pH ácido del estómago es una defensa inespecífica. Es un mecanismo de limpieza constante. Destruyen células infectadas o cancerosas sin necesidad de sensibilización previa.

Se basa en la memoria inmunológica, aprendiendo de encuentros previos.

Este proceso crea anticuerpos y células especializadas. El moco en las vías respiratorias es una defensa inespecífica.

La defensa específica, en cambio, reconoce y ataca a patógenos concretos

Los linfocitos B producen anticuerpos específicos. Cada linfocito B genera anticuerpos contra un antígeno único. La piel es una barrera física inespecífica fundamental. La fiebre es una respuesta inespecífica a la infección.